La Collins se tumbó en una especie de diván ( clavadita a como está en la foto que puse hace unos días) y empezó a interrogarme, mientras jugaba con la pistola. Se quitó las bragas y se quedó con las medias y unos zapatos. Me tiró la braga y fue a parar justo a mi cabeza.
Ese olor me excitó, aunque también lo hizo el ver su precioso triángulo de vello, aunque solo fuera un breve instante. Estaba mojadita la muy cerda. - ¿Qué haces Presupuesto reforma las fotos que te di, mangarran? - Las miro cuando voy al baño.
- ¿Solo las miras? - y me apuntó con la pistola- - Bueno, y me toco... Ah, te tocas, ¿eh? ¿Qué te tocas? - Pues, el pene señora, ehhh señorita Collins. - ¿Ah, si? En ese momento vino hacia mi, se arrodillo y mientras con una mano apuntaba mi sien con la pistola, con la otra empezó a pajearme. - Cuéntame cómo te tocas y qué te imaginas
- Así, pero un poco más deprisa. - ¿Así? - Oh, sí, sí Yo estaba Presupuesto reforma de placer aunque tuviera una pistola apuntándome. - ¿Y qué imaginas? - A usted. - ¿A mi? ¡Qué descarado! ¿Y en qué me imaginas? - La imagino chupándome el pene, y que le gusta, y que se vuelve loca, y se lo pasa por toda la cara, como si fuera lo unico que le importa en el mundo, con un ansia y una avidez que nunca imaginé en Fuente.
- Eres un cerdo, mangarran. Dicho esto, empezo a pajearme mas deprisa, se llevo el miembro a la boca y estuvo un buen rato lamiéndome, entrando y saliendo, entrando y saliendo. Cuando estuve casi a punto, paro, y me dijo: - ¿Y luego, qué? ¿Donde imaginas que escupes tu repugnante leche?
- Yo, imagino que parte se la traga usted, parte sale por la comisura de sus labios, y parte se la restriega por las tetas. - Mangarrán, eres un auténtico degenerado. Además, no creo que tus depósitos ( y esto lo dijo apretando hasta casi hacerme daño en los testículos), den para tanto. No. Tienes que pasar por muchos calvarios, y voy a disfrutar mucho de ti, hasta que tu tengas el HONOR de poder correrte encima de mi. Ahora levántate.
Se puso las bragas y la falda, y me ordenó que me inclinara encima de su mesa. ( Dios mio, que no me meta nada por el ano, por favor).
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